Aprovechamos una bonita mañana de otoño para pasear por el Guadalquivir.
La verdad es que el río, a su paso por Córdoba, no atraviesa sus mejores momentos: las orillas están invadidas de barro y vegetación (¡qué difícil es embarcar!) y el caudal, bajo mínimos, hace aflorar rocas y troncos (con bastante peligro, en algunos casos).
Aún así, disfrutamos de una tranquila travesía entre el puente de la Autovía y el Puente Romano.
La verdad es que el río, a su paso por Córdoba, no atraviesa sus mejores momentos: las orillas están invadidas de barro y vegetación (¡qué difícil es embarcar!) y el caudal, bajo mínimos, hace aflorar rocas y troncos (con bastante peligro, en algunos casos).
Aún así, disfrutamos de una tranquila travesía entre el puente de la Autovía y el Puente Romano.
(en la foto: Eva, Asun y Raquel. Más fotos en este enlace)